Ama con la tercera edad
asomada a las ojeras
de una noche de invierno.
Ella tienen los sesenta
debajo de la hidratante
que no borra el mapamundi
de su cara emocionada.
Pasan las horas y llega
el despertar más amargo:
envuelto en su perfume
no encuentra a la perfumada.
La busca dentro y fuera
del hotel que fue su casa,
recorre el jardín buscando
una mujer con su cara,
llega a la playa gritando
como nunca había gritado
y le responden los ecos
multiplicando su rabia.
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26-6-2013
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