Me seguías, buscando en mí mi yo
escondido debajo de mis dedos
y seguías persiguiéndome cuando
encontrabas el yo oculto y ocultado.
Asomada a mi ventana me veía
fuera del disfraz rosa que disfrazaba
mis días con cuentos de niña grande
y me dejaba leer por tus labios.
Creo que casi te amé, sólo casi,
porque nos faltaron más fechas
en el calendario que cortó la carretera
para dejarme leer por ti y descubrirme.
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LA PRINCESA QUE PROMOCIONA
LAS APUESTAS DEL ESTADO