Recordé su número de teléfono
y marqué con mi dedo el pasado.
No había terminado el calendario,
sí había caducado la amistad.
Su voz era adiós y hasta luego,
un pudo ser y un nunca ha sido
el eco del ayer descafeinado,
una fotocopia en papel azul liso.
La amiga que amiga se llamó
no era la que decía ser amiga.
La amiga de sábados compartidos
no quería un lunes de inicio.