Adornaba con alegría
el hogar dulce hogar
ayudado por tres hijos
que eran su felicidad.
El marido, feliz padre,
fotografiaba el belén
con los niños de pastores
y ella de estrellas de él.
En la cocina olía
a ajo el consomé
y se quemaba el marisco
con un chorro de café.
Corrió con tres pastorcillos
detrás de su San José
pisando el musgo fresco
con tacones de papel.
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