Pertenezco al club
de Mujeres esclavas
y reconozco a otras
en dura esclavitud.
Somos las que arrastramos
las bolsas de la compra,
las que acunamos niños,
queremos a mayores
aunque el yo interno
quiera la libertad.
Somos trabajadoras
fuera y dentro de casa,
las que ganamos poco,
las que hacemos magia
con poco prespuesto
en el supermercado.
Somos madres y abuelas,
hijas arrodilladas,
las que siempre consuelan,
las que siempre abrazan.
Somos las que oculta
la dura sociedad
en macromagnitudes
donde no estoy, no estás.
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