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martes, 26 de mayo de 2009

El regreso del postre

1
 
La ruina
es lo único
que define
la mala situación.
 
En el fuego
no se cuecen
las patatas
con la coliflor.
 
La despensa
es tan amplia
como el desierto
los días de calor.
 
Se apaga
el frigorífico
al sacarle
el último chuletón.
 
El teléfono
los asusta
con la voz
del casero gruñón.
 
Abren la ventana
y ven el fin
desde el se acabó.
 
 
2
 
Él se hunde
en sus pensamientos
y ella despierta
de la depresión.
 
Le tira el mandil
al último plato
y corre a peinarse
con la ilusión.
 
Del fondo de armario
saca un vestido
para disfrazarse
de sé un montón.
 
Llega a la entrevista
con cara de niña
y le pone nombre
al enchufador.
 
Esta vez funciona
el papel currículum
gracias a un enchufe
que le da calor.
 
 
3
 
Empiezan a habitar
los stocks la nevera
gracias a un sueldo
dividido en dos.
 
El postre aparece
tras el primer plato
y es celebrada
su aparición.
 
Un día él encuentra
una ocupación
como hombre-chapuzas
de un barrio mejor.
 
Entonces mejoran
el pobre menú
con pescado fresco,
carne y jamón.
 
Vuelven a sentirse
clase media los dos
y van olvidando
los tiempos de horror.
 
 
4
 
Las noches vuelven a ser
noches llenas de amor,
libres del frío que había
entre pijama y camisón.
 
No hay hielo caminando
de la cocina al salón,
ni llega un interrogante
abriendo la preocupación.
 
Se multiplican los besos
entre palabras de amor;
al olvido va pasando
la última discusión.
 
Miedo tuvo, ya no tiene,
del fin de un sí pronunciado
en una boda de iglesia,
cola y vestidos blancos.
 
 

sábado, 23 de mayo de 2009

Adán, querido Adán

1
 
Ha amado hasta el divorcio impuesto
a un Adán creyente,
después se fue
pidiendo la custodia
de Abel,
su Abel.
 
Un puñetazo en las nubes
le tiró una sentencia de dos hijos,
la condenó a la cadena del trabajo,
la hizo esclava
del salario injusto
y los horarios
a ella, a Eva.
 
Respondió alargando la sonrisa
desde un lunes a un sábado,
pintando los labios con pimienta
abrazando la pancarta del amor.
 
Respondió prestando manos cenicientas,
dejando un sueño en el balcón,
subiendo los pies a los tacones,
comiendo la ira con salmón.
 
 
2
 
Invitaría a cada visitante
a visitar su cueva,
le serviría vino,
le daría un presente,
pondría en cada mano
viva una azucena,
cantaría la nana
de los días alegres.
 
Les diría bajito
un único consejo:
marchad y alegraros
por tener vuestro infierno.
 
El cielo es un calvario
con una cruz clavada
marcando la rotonda
de las felicidades.
 
No dice nada dice,
calla callando tanto,
sella con sus sonrisas
las piedras de su casa.
 
 
3
 
Se asoma a la cueva
de su hombre Adán
y siente que regresa
el aire enamorado.
 
Suspira por su nombre,
respira por su casa,
encuentra en su despensa
lo que en la suya falta.
 
Adán sigue inspirando
los bordados que hace
cuando arrastra la aguja
por la hierba del campo.
 
Le duele tanto amarlo
como odia encontrarlo
y sentir que levita
con su nombre en los labios.
 
  
4
 
Adán, querido Adán,
has sido mi veneno,
sigues siendo mi mal.
 
Amarte es perder,
odiarte es acabar,
tenerte y no tenerte
es lo mismo e igual.
 
No sé por qué te busco
cuando ya acabó
nuestra triste función.
 
Tal vez porque en ti
hallo inspiración
para decir adiós.
 
 

miércoles, 20 de mayo de 2009

Amor en tiempos de crisis

1
 
Pensábamos casarnos,
un día de éstos,
con dos mil invitados
en la iglesia del pueblo.
 
Yo iría de Pronovias,
tú con chaqué prestado,
los padrinos serían
mi padre y tu madre,
testigos del bodorrio
iban a ser los primos
más los cuatro cuñados
que nos quieren unidos,
los niños de las arras
serían los sobrinos
incluido el más chico.
 
Pero vino la crisis,
tu ERE, mi despido;
quedamos a dos velas
lamiendo el convite.
 
 
2
 
Abrázame como cuando
eramos clase media.
 
Tengo frío bajo esta luna
que dicen de Valencia.
 
Abrázame hasta hacerme olvidar
a la señora Pobreza.
 
Tengo miedo ante el rostro
de un plato huérfano.
 
Abrázame hasta hacerme soñar
con un gran banquete.
 
Tengo miedo al mirar la despensa
y encontrarle los huecos.
 
Abrázame como cuando
el Primer Mundo era nuestro.
 
 
3
 
Hemos cambiado
los cursillos prematrimoniales
por excursiones al INEM
a las ocho y media.
 
Yo preferiría un café,
pero aguanto de pie
la cola con salero.
 
Empiezo a tararear
bajito la rianxeira
y tú dices silencio.
 
Cariño, no estamos en la iglesia.
Aquí, en esta cola,
puedo cantar rianxeiras.
 
Para no molestarte
canto un padrenuestro
y tú más te me alteras.
 
No te entiendo, amor mío,
yo no entiendo tu paciencia,
esa fe en el Estado
para resolver problemas.
 
 
4
 
Tus besos me saben
a muy pobres besos,
los míos te saben
a besos ardientes.
 
Me pides más calma,
que ponga el freno.
 
Lo siento, amor mío,
soy ciclón caliente
y no será el paro
quien frene mi fuego.
 
Me pides que calle,
que sea silente.
 
Lo siento, amor mío,
me pone la guerra,
dar caña al Gobierno,
maldecir al rico,
defender a un pobre,
gritar que me he vuelto
la más anarquista
de la piel de toro.
 
 

viernes, 8 de mayo de 2009

Del silencio a tus labios

1

Sólo aspiro
a la paz,
al silencio,
hasta odio
el tic tac
de los relojes
por el miedo.

Las campanas,
el canario,
el portazo,
los tacones,
esos pasos...

No aguanto
el ruido
haciendo daño.

Me refugio
en las hojas
que un día
fueron árbol.

No me hablan.
yo les hablo.
Plasmo letras.
Voy pintando
las palabras.


2

Quiera ser
una hoja
como éstas
que terminan
en mis manos,

con pasado
de hija árbol
y futuro
en tus ojos
de pantalla.

La ventana
no sería
una cárcel.

Bajaría
del silencio
a tus labios.

Quedaría
en una rima
pronunciada.

No sería
un temblor
de día santo.


3

Hoy me corre
y me recorre
como un río
la nostalgia.

No resisto el reloj
y me sobra el calendario.

Esa foto que me mira
es mi cara menos años.

Una niña a mi espalda
se me clava de retrato.

De la radio encendida
salen voces que me amargan
el sabor de una manzana.

Yo existo
y no encuentro
hoy mis pasos.


4

En mis manos
se exprime
el bolígrafo
acabado.

Ya lo tengo
suspirando
por el sueño
que no acaba.

Marchará,
tal vez mañana,
olvidando estos dedos,
esta casa,
en su viaje.

He bebido
en su tinta
mis palabras.

Ahora busco
un gemelo
bic que me acompañe.

Ya lo tengo
y araño con las uñas
otro plástico.