Yo un día fui empresaria
de una empresa rarita.
Era la que decía te vendo.
Era la que estrenaba vestidos.
Era la que hacía las cuentas.
Era la que cobraba euritos.
Era la que cerraba la puerta.
Era la que abría en domingo.
Te invito a sentir mi locura
de emprendedora zombi y lista.
Las empresas zombis se hacen visibles en nuestras calles. Son esos comercios que vemos cerrados, con las persianas bajadas y las pintadas de los grafiteros decorándolas. modadebarrio.blogspot.com |