Viene un año que no hemos pedido
al Dios de los Tiempos,
pero se acerca
poderoso y firme
a nuestra existencia.
Por eso me pongo
algo melancólica
por haber dejado
un año que fue
año bueno y par.
El año que viene
es un año impar
de iguales días
hasta terminar.
Dejemos que escriba
sus minutos largos
con segundos cortos
y los grandes días
con sus grandes noches.
Dejemos espacio
a la libertad.
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