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jueves, 15 de marzo de 2012

¡Ay, luna, gemela mía!

 
La luna iba corriendo
redonda delante mía.
Yo quería evitarla.
Ella dijo voy contigo
y asomó su cabeza
hasta tocar mi mejilla.
¡Qué frío fue aquel beso!
Mi piel tembló con su frío.
Corrí hasta abandonar
sus brazos de hielo frío.
Marché llevando sus dientes
clavados en mis encías
y el eco de un quejido
bailando por mis oídos.
¡Ay, luna, cómo me matas!
¡Ay, luna, gemela mía!