Algún día te amé y creí
que me amabas a tu manera.
Fue una equivocación mía:
tú sólo amabas un bello trofeo.
Era el jarrón perfecto
en las fiestas de borracheras,
una top model de pasarela
por los pasillos de los hoteles.
Desperté lejos, una noche intensa,
y no me reconocí en el espejo.
Arranqué de mí los vestidos,
las joyas de oro, tus besos.