No era lo suyo
un blando teclado,
el ratón le hacía
daño en la mano.
Encender aquello
era complicado.
Por eso les dijo:
bye bye yo me marcho.
Vuelvo a la cocina,
a mis guisos de ajo,
meriendas con nietos,
hijas sin trabajo,
un yerno que fuma,
otro yerno en paro.
Lo mío no es
un ordenador extraño.
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No pensaba usar tanto como estoy usando la Vaporera 19270-56 de Russell Hobbs cuando la compré. La compré un poco por comprar. Estaba a 35 euros en una oferta en una tienda de pequeños electrodomésticos. tiendacoruna.blogspot.com |