Lo dejé como quien deja
los zapatos a la puerta
de la discoteca
para ir a otro baile
sin llevarlos puestos.
Quedó con las preguntas
bailando en sus labios,
la cartera abierta
y una pistola
sobre una mesa.
Salió a la ventana
para decirme vente
y levanté la mano
diciendo hasta luego.
Yo me iba
libre de equipaje
para otro puerto.
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