Ve como dice sí quiero
su hija y se le escapa
un suspiro de alivio
que oye el Espíritu Santo.
Dios ha hecho un milagro
embridando a una cabra
con un anillo de oro
un domingo de verano.
Mira sin creer aún
en el milagro logrado,
a la consuegra que vive
feliz el sí que se han dado.
Ha casado a su hija
con un hombre millonario,
algo tonto, poco listo,
un chollo para su casa.