Lo quiere como el día del sí quiero
y siente lo que siente una viuda
cuando el divorcio es un no más
discusiones dentro del mal matrimonio.
No volverán a las sábanas bordadas
de un ajuar herido por los celos
ni intentará ser madre de su hijo
ahora que se sabe un abandono.
Él voló como vuelan los peces
cuando huyen de las sirenas rojas.
Él quedó en el vuelo colgado
de dos nubes que no fueron rosas.
Le caen las lágrimas, y llora,
y deja su nombre entre los sollozos.
Lo quiso tantísimo. Lo quiere.
Lo llora. ¡Lo siente tan hondo!