Odió como odia la envidia,
amó como ama el perdón,
vengó el abandono con veneno,
rompió los recuerdos con dolor.
No quiso enterrar aquella guerra
cuando la paz se le acercó
para besarla con la rama verde
de un olivo verde y marrón.
Era la esposa abandonada,
la madre que no huyó
acunando el nacimiento
en un nuevo y viejo yo.
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