Tres eran las tres gorditas
sobradas de calorías
que enamoraron pinceles
con sus carnes en morcilla.
Me imagino al pintor,
bien relleno en sus kilos,
buscando en Zara y Mango
las tallas de sus gorditas.
Imagino su estupor
al probarles lo que había
y romper cada costura
mal cosida en la China.