Yo quería un camello
para recorrer los mares
y Baltasar me ofreció
un barco hecho de nata.
Acepté la caravela
para descubrir un lago
entre montañas de miedo
y bajo nubes de cava.
Mi barco llegó ileso
a una cala escarpada.
¡Qué feliz yo me sentí!
El cielo estaba intacto.
¿Has venido sin pastores?
me preguntó un lacayo.
Vengo sola y os acepto
un turrón de chocolate.
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