Es verde como las olas
cuando llegan con su furia
a mi paraíso rosa.
No fue un regalo divino
sino un logro alcanzado
con estas manos que luchan.
Mi coche cruza el mundo
como una estrella nerviosa:
va parando en paradas
donde no paran los buses.
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Ver Tenerife desde sus plantaciones de plátanos es descubrir una isla muy distinta a la isla de fiestas y desenfreno que conocía yo. Fui con mi marido recorriendo las plantaciones porque mi chico quería hacer negocios de plátanos. modadebarrio.blogspot.com |