1 Eva se descose al llegar la noche y queda desnuda mostrando el rostro libre de pintura. parece imposible que una costilla hiciera su nombre. No huele a barro la boca que canta nanas a la luna. Las manos parecen dos acordeones pidiendo perdones. Sus pies son altares para las rodillas que nunca arrodilla. Subida a su yo contempla el desierto y arranca mis gritos. 2 Ella, que ha conocido el cielo, pasea el infierno por el sonrojo. No nace el maná, no caen coliflores, la lluvia no le llena el vaso de licores. Se arranca con las uñas la piel hasta dejar la carne sin colores. Ahora podrá atreverse y se atreve a morder la serpiente del odio. El veneno es el vino que acompaña los manjares nacidos de la tierra. Eva renuncia al postre porque mañana, tal vez, el plato traiga menos. 3 El infierno está en la despensa con un demonio instalado en cada hueco desierto. ¡Horror de mis horrores! El hambre entra como un carterista que roba carteras. Le clava los dedos a la última música de la calderilla y siente más miedo. ¿Dónde está Dios que no aparece? Se alza la injusta bandera del fuera de juego y Eva maldice con fuego a los millonarios que llevan sus euros. 4 Al fondo del charco no nada ni calla, no llora ni canta. Sale, cual sirena, surcando canales y alza el puño sin rosa en la mano. Ni Dios ni Gobierno, ni Adán ni ángeles, ella puede sola morir y matarse en este intento de tirar la valla. Eva se arrastra hasta las cloacas sembrando su fuego a golpe de azada. Le resbalan risas el frío, el hambre; aguanta erguida los truenos y rayos. |
Feliz 2020!
Hace 5 años