1 Despertar es tocar el cielo en un tocinillo de flan. Despertar es abrir los ojos al finito mundo del más acá. Despertar es clavar los pies en una alfombra de flores. Despertar es contar los números en la cifra de la necesidad. Despertar es abrazar el amor en la ausencia del amor de Adán. Despertar es encontrar a Dios de albañil del señor medieval. Despertar es divisar enemigos en la línea del fuego más amigo. Despertar es dejar de soñar con los lazos del regalo imposible. 2 Eva despertó, tocó su cuerpo, recorrió las manos con el pie izquierdo, exploró la luna, añadió un cero, sintió la cartera vacía en el peso, arrastró el bolso, encontró los restos. Le quedaba nada, el hueco, el miedo. Eva despertó fría en el abrazo de sábanas blancas desiertas de camas. Le quedaba el reto de hacerse más mala. Eva despertó y era una estatua con la antorcha ardiendo entre pecho y espalda. Le quedaban ganas para reinventarse, arrancar costillas, reclamar un pazo, abrirse en un libro, alzarse en un rayo, ser ella la Reina entre las vocales. 3 A los Adanes les abre la cartera y les juzga el corazón. Ésa es Eva. A las serpientes les valora la piel para un chaquetón. Ésa es ella. A los manzanos les cuenta las manzanas para venderlas caras. Ésa es Eva. Al paraíso nunca le pone puerta: lo deja abierto para el pasen y entren al mundo de las flores espinadas con néctar. |
Feliz 2020!
Hace 5 años