Quedaba una, sólo una, y la dejé en su soledad de reina de bolsa Martínez y me fui sin desayunar. La volví a ver multiplicada en idéntica bolsa sin acabar: estaba trepando entre sus iguales en la tienda del pan. Se me encogió la cartera sumando a la necesidad un lujo para el paladar. Y allí quedó la magdalena que nunca fue última en mi humilde hogar. |
Feliz 2020!
Hace 5 años