Las brujas sumaban tres
más otra ya cuatro eran
y venía el descendiente
azul en su vestimenta.
Cuatro risas de serpientes,
cuatro caras de culebras,
cuatro bocas de colmillos,
cuatro maldiciones eran.
Quise correr a esconderme
debajo de una higuera
y no pude dar un paso
para huir de las serpientes.