Era la princesa triste
de las palabras llorosas.
Reía a lo Mona Lisa.
Lloraba como las locas.
Un día la coronaron
con rosas blancas de novia
y sacó de su cabeza
las horquillas sin las flores.
La princesa triste dijo
no a la mejor corona
para quedar con el peso
de los pétalos de rosa.