Ensayas tu disfraz más circense
digno de la payasa sonriente
a la que le crecen los elefantes
debajo de la carpa azul y verde.
Si esperas que me arrodille
no sabes donde está el suelo
para que yo hinque la rodilla
al ver ese sabio complemento.
Tú haces y cobras y enseñas
los remiendos de tus inventos
buscando el aplauso de los fans
rendidos a la Reina del Remiendo.
No puedo sumarme a la plebe
que aplaude los tuneos de tu mente.
Prefiero una prenda sin arreglos
a ese collar con cuatro medias.
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