Mi apetito devora los postres
que rellenas de chocolate
raspando cada tableta
hasta el papel de regalo.
Son las dulces golosinas
las que me engordan tanto
como a un oso de juguete
que juega con una Nancy.
Ya no puedo ni pasarme
para saber si adelgazo
o soy el hombre hipopótamo
sobrado de muchas carnes.
No, por favor, hoy no sigas
con los bollos industriales
ni me ofrezcas más galletas
de nocilla y cola cao.
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