Le echará un pulso al desamor
con sus armas de mujer fatal
que ha perdido en el primer combate
al marido infiel y descabal.
Ahora empieza su guerra abierta
contra la amante de su señor
con sus labios pintados de fiesta
y las uñas de porcelana gris.
Ganará como gana un ejército
la batalla naval de las lágrimas
en el pocillo del primer café
que despierta las noches sin cama.
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