Habían pasado doce meses
desde el día del sí quiero
y aún había miel
en el sabor de los besos.
Su amor era un barco
del naufragio a la isla
donde sólo ellos vivían.
En un año no acabaron
el champán para los brindis
de un vaso que subía
con el vaso que bebían.
Su amor era la barca
en la que reman cantando
la princesa y su príncipe.
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