Podía multiplicar los millones
como quien multiplica la pesca
en las redes que le han tejido
el destino y la buena estrella.
Por eso iba diciendo
que todo está en la mente:
la abundancia en abundancia,
la escasez en yo no tengo.
Quería multiplicar la clientela
de su despacho de Reina Midas
engañando con argumentos
a los que poco tenían.
Por eso iba diciendo
que podían ser marqueses
pese a una cuna pobre
acunada por las penas.
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