A la tercera ha llegado
un hombre con la adolescencia
en la piel sin arrugas
y los sueños forrados
con las realidades.
Lo mira y se deja
mecer por sus palabras
de niño que no crece
y padre que no falla.
El suyo es un amor
de chocolate y nata,
una fresa que baila
un vals en la fragancia.
Lo quiere y se quiere,
se quieren y se aman.
------------------