Vistió a su hija de princesa
para su día de fiesta,
blanca como la paloma
de Picasso en una iglesia.
La niña sólo pedía
una Barby viajera.
La madre sólo quería
un banquete estupendo.
El padre nada decía
de una fiesta de mujeres.
Fue la niña blanca y bella
por el centro de la iglesia
sin saber a lo que iba,
pero sabiendo que era
el motivo de la fiesta.