Tenía los cuarenta cumplidos
y los cincuenta todavía algo lejanos,
pasaba su tiempo entre un marido
y una hija aún en la infancia.
Un día se asomó a una tienda
y su vida cambió para estancarse
en la duda de un amor imposible
que la miraba con ojos de gato.
Podía dejar a un marido aburrido
Podía olvidarse de una hija adoptada
Podía librarse de una suegra envidiosa
Podía decirles adiós a dos cuñadas
Guardó medio armario en una maleta
y corrió a los brazos entregados
a la aventura del vendedor joven
con la clienta más esperada.
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